domingo, 6 de octubre de 2013

Anais Nin: una jugadora entre el deseo y la líbido

Tomo prestados estos pensamientos íntimos de una maga del erotismo, una osada escritora a la que ahora muchas intentan imitar pero que no consiguen ser ni siquiera su reflejo voluptuoso, ni hacer vibrar en esa onda lírica carnal, con sincera brutalidad ni mucho menos hacer volar la imaginación acuosamente.

"Era inevitable. No podía eliminar mi diario cuando alcanzaba el clímax de mi vida, en el preciso momento en que más lo necesitaba para conservar mi sinceridad, por grande que fuera mi crimen.

Sólo el latido al unísono del sexo y del corazón puede crear el éxtasis. Cuando quedas atrapado en la destrucción, debes abrir una puerta a la creación.

No tenemos un lenguaje para los sentidos. Los sentimientos son las imágenes, las sensaciones son como sonidos musicales.


La vida es un proceso de modificación, una combinación de estados que tenemos que pasar. Cuando la gente no cambia de estado y permanecer en él, es una especie de muerte.

Las ranas croaban en los estanques de los jardines tras de las paredes, los grillos anunciaban el calor del día siguiente. El olor a rosas ganó la batalla de los olores.

Siempre hubo en mí, al menos, dos mujeres una mujer desesperada y perpleja que siente que se está ahogando y otra que salta a la acción, como si fuera un escenario, disimulando sus verdaderas emociones porque ellas son la debilidad, la impotencia, la desesperación y presenta al mundo sólo una sonrisa, ímpetu, curiosidad, entusiasmo, interés."

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