domingo, 6 de octubre de 2013

Poema para abrir el otoño

Ángel de la Guarda

 
Solos en el lago el ciervo y yo, 
me veo a través de sus ojos.
Tengo frío -tirito-.
 
Cubro de jazmines mis pies, mis labios de membrillo supuran resina.
Llueve sobre el agua quieta, magnética y se llena de nenúfares silenciosos.
 
Nos dormimos bajo el olmo adentrándonos en el imperio de los abejorros
 y las frambuesas sangrantes.
Solos y abandonados.

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