Vuelvo a la carga con mi poesía por la necesidad ulterior de escribir. Más que me lo pide el cuerpo, me lo pide el alma. Así que por impulso y con alevosía inusitada dejo un testimonio de cómo siento la vida transcurrir por mis venas y aún con esas dudas atenazantes del sentido de la misma.
Horas huecas
La paloma voló, el solecillo
se esfumaba y el camino se disipaba.
Desbrozad las horas.
El viento acariciaba la llama mientras viajaba hacia lo invisible.
Ni siquiera la casa resiste erguida, encontrad la tórtola.
La rama desvencijada se derrumbó sobre la tierra ajada.
Las semillas prometen nuevos frutos rojilíneos.
El tiempo: rueda molinera, revolotea entre gorjeos de pichones.
Desbrozad las horas. Encontrad la tórtola.
Ilusiones de limones sin limonar, solo resta la esperanza de saber amar.
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