Caminar y recapacitar son acciones necesarias, mientras que respirar y sentir son vitales.
Es sano entrar en el cuarto de la soledad desusada, estar en silencio y no pensar en nada.
Somos lo que hacemos, pensamos y decimos pero también lo que no hicimos ni imaginamos y lo que callamos.
Podemos ocultarnos a los demás pero no a nosotros mismos.
Todos vivimos atenazados por sombras y se nos olvida que éstas son inasibles y burlonas; reflejos de lo oscuro de cada uno, así que será mejor no tomarlas muy en serio y jugar con ellas, en vez de esperar a que nos devoren.
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