Escribir cuesta.
Como todo los retos sustanciosos: exige esfuerzo y dedicación aunque sobre todo, consciencia y acción.
Si no estamos alerta en el día a día, con los ojos del alma abiertos, es como si moráramos bajo tierra, en vez de seres de luz podemos acabar siendo gusanos abyectos.
Estaremos enfermos del alma pero aún creo en lo bueno que vive en corazón del ser humano.
Las musas suelen ser revoltosas e intempestivas como las tormentas de verano. Por eso, he considerado que en lugar de perseguirlas me iba a rendir a ellas. Me he dejado atrapar y claudico para que hagan de mí lo que les plazca.
Pienso que si transmito mejor las historias que pululan en mi cabeza, si continúo escribiendo y trato de ser honesta conmigo misma y mejor persona por ende, todos los ángulos de mi vida mejorarán y también los seres que me rodean serán más felices: ¿habrá más equilibrio universal?
"Renacimiento de Venus" es el título que zumba en mis oídos perezosos para un próximo poemario.
Confío en que los puñados de poemas que escribo cobren vida. Ojalá lograra un rayito de la hondura que he encontrado en los versos de grandes autores.
Voy a tejer mis marañas de emociones reales e irreales, voy a exorcizarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario